jueves, 21 de febrero de 2013

¿CUÁL ES TU NÚMERO DEL ALMA?


Cálculo del número del Alma 
Se suman uno a uno to   Cálculo del número del Alma 
Se suman uno a uno todos los números de la fecha de nacimiento. Así, una persona que nace el 8 de diciembre de 1971, debe sumar:
8 + 1 + 2 + 1 + 9 + 7 + 1 = 29
 Si el resultado tiene más dos cifras (29), hay que sumarlas entre sí hasta conseguir un resultado de una cifra:
2 + 9 = 11
Y, sumando de nuevo el resultado: 
1 + 1 = 2 
En este caso, ha sido necesario sumar las cifras del resultado (11) de nuevo entre sí: 1 + 1 = 2, para conseguir un resultado de una sola cifra, entre 1 y 9. Es decir, si el nuevo resultado sigue teniendo 2 cifras, hay que sumarlas de nuevo hasta conseguir un número de una cifra.
Esta persona "tiene un camino 2"
Ahora debes hallar tu número de vida, utilizando tu fecha completa de nacimiento.

Exploración de los 9 caminos
El 1 viene de la Unidad, que es una forma de decir que antes del uno está el Todo o la Nada. Es como si tuviera a Dios detrás, que le anima y le da el impulso para empezar a andar sus primeros pasos. Parte de su camino es separarse de ese Todo, ponerse por su cuenta y para distinguirse, se reafirma en el YO, que le hace muy sensible a su ego. Es externo y protagonista, actúa por instinto primario, atraído por la novedad, con la ingenuidad y la inocencia de ser un hijo de Dios.”
El 1 es la estrella en el escenario cuando llega el 2. Para el 2, el 1 representa “el otro” y le complementa buscando el equilibrio; encuentra su camino dando apoyo sin protagonismo, sin pedir recompensas y sin necesidad de justificarlo. El 1 es exterior y el equilibrio lleva al 2 al otro lado, hacia el interior, a conectar con la fuente, y representa también el mundo de los sueños y la imaginación”.
El 3 llega al escenario después del 1 (exterior) y el 2 (interior). Está indeciso, no sabe con quién ir, no sabe si quedarse en el exterior o en el interior. Duda, porque no está cómodo ni dentro ni fuera; y, por fin, encuentra su camino desapegándose de ambos, en el puente entre uno y otro, en la oscilación entre interior y exterior, en moviemiento de la energía creativa bruta. Este continuo viaje es la fuente del proceso creativo, la inspiración y la comunicación.
El 4, 5 y 6 forman el segundo triángulo, el de la entrega, que simboliza la entrega a la materia, la energía y al amor respectivamente.
El 4 es la base del 2º triángulo que representa la conexión con el aspecto físico del mundo. Percibe la materia como una manifestación divina y buscará su camino a través de ella. El 4 en el número de la manifestación. La materia se mueve más despacio que la no–materia y da estabilidad y confianza. Cuando tiene prisa encuentra obstáculos, en ese punto tiene la oportunidad de pasar de la impaciencia a la confianza absoluta o fe, que es ver la vida paso a paso, con la certeza de que vas bien. La palabra “materia” viene del latín “mater”, la misma raíz de madre y también simboliza la familia.
Y ubicado en el centro, el 5, una fuente de la energía contenida en  sí misma, como una batería inagotable que puede arrancar muchos coches, pero que cuando arrancan ya no la necesitan; su desafío es permitir que circulen por su cuenta sin controlarlos. El  5 puede entregar su energía a todos los números y hacerles independientes, alcanzar su propia libertad a través de esa misma entrega.
Para el 6 el amor es la auténtica manifestación divina, más allá de la materia (4) y de la energía (5). La expresión de este amor le permite conectarse y es la fuente de su creatividad, de su comunicación y de su éxito. Mantener esa conexión divina es tan importante para el 6, que le  parece que le obliga a ser muy responsable y muy serio. A partir de esta visión forma también su idea de perfección, que le dificulta su propia aceptación.
El  7, 8 y 9 forman el último triángulo, el del desapego y simbolizan el tránsito de la mente al silencio (7), del poder a la transformación (8) y de la celebración al desapego (9) respectivamente.
La mente del 7 le conduce por el camino de la lógica hasta que llega al precipicio. El salto que debe realizar es lo que llamamos trascendencia, el paso de la cabeza al corazón. A través de ese salto puede ver el mundo como la metáfora de que Dios está en todas partes, una realidad misteriosa que va mucho más allá de la razón. Es entonces cuando puede regresar a la mente, ya silenciosa, un volver a casa cuando ésta se ha convertido en el mundo.
Después de pasar por el Mundo (7), el 8 llega al Poder, que representa el papel del creador, la esencia de vacío, silencio y espacio que es el origen de la manifestación. La fuente del poder es la nada; esa es la respuesta a la pregunta quién soy. El 8 representa el paso del poder a la magia, para quedarse vacío, que es su meta, su próximo paso al 9. Su desafío es la manipulación, que no es un acto de poder sino de sentirse sin poder.
El 9 es el último número, que representa la esencia que celebra su realización, el volver a ser Uno, entregándose a la Totalidad. Puede vivir su vida como si estuviera en una “Fiesta de Final de Curso”. La “Fiesta” simboliza la celebración, el “Final” representa el desapego y el “Curso” simboliza la sabiduría. El 9 disfruta de la fiesta mientras se lo permite y, de golpe, se resiste terriblemente a la soledad de la despedida. Su vida no es nada aburrida, parece que va montado en una montaña rusa... ¡La vida nunca le tiene lástima a un 9!9
 Si el resultado tiene más dos cifras (29), hay que sumarlas entre sí hasta conseguir un resultado de una cifra:
2 + 9 = 11
Y, sumando de nuevo el resultado: 
1 + 1 = 2 
En este caso, ha sido necesario sumar las cifras del resultado (11) de nuevo entre sí: 1 + 1 = 2, para conseguir un resultado de una sola cifra, entre 1 y 9. Es decir, si el nuevo resultado sigue teniendo 2 cifras, hay que sumarlas de nuevo hasta conseguir un número de una cifra.
Esta persona "tiene un camino 2"
Ahora debes hallar tu número de vida, utilizando tu fecha completa de nacimiento.

Exploración de los 9 caminos
El 1 viene de la Unidad, que es una forma de decir que antes del uno está el Todo o la Nada. Es como si tuviera a Dios detrás, que le anima y le da el impulso para empezar a andar sus primeros pasos. Parte de su camino es separarse de ese Todo, ponerse por su cuenta y para distinguirse, se reafirma en el YO, que le hace muy sensible a su ego. Es externo y protagonista, actúa por instinto primario, atraído por la novedad, con la ingenuidad y la inocencia de ser un hijo de Dios.”
El 1 es la estrella en el escenario cuando llega el 2. Para el 2, el 1 representa “el otro” y le complementa buscando el equilibrio; encuentra su camino dando apoyo sin protagonismo, sin pedir recompensas y sin necesidad de justificarlo. El 1 es exterior y el equilibrio lleva al 2 al otro lado, hacia el interior, a conectar con la fuente, y representa también el mundo de los sueños y la imaginación”.
El 3 llega al escenario después del 1 (exterior) y el 2 (interior). Está indeciso, no sabe con quién ir, no sabe si quedarse en el exterior o en el interior. Duda, porque no está cómodo ni dentro ni fuera; y, por fin, encuentra su camino desapegándose de ambos, en el puente entre uno y otro, en la oscilación entre interior y exterior, en moviemiento de la energía creativa bruta. Este continuo viaje es la fuente del proceso creativo, la inspiración y la comunicación.
El 4, 5 y 6 forman el segundo triángulo, el de la entrega, que simboliza la entrega a la materia, la energía y al amor respectivamente.
El 4 es la base del 2º triángulo que representa la conexión con el aspecto físico del mundo. Percibe la materia como una manifestación divina y buscará su camino a través de ella. El 4 en el número de la manifestación. La materia se mueve más despacio que la no–materia y da estabilidad y confianza. Cuando tiene prisa encuentra obstáculos, en ese punto tiene la oportunidad de pasar de la impaciencia a la confianza absoluta o fe, que es ver la vida paso a paso, con la certeza de que vas bien. La palabra “materia” viene del latín “mater”, la misma raíz de madre y también simboliza la familia.
Y ubicado en el centro, el 5, una fuente de la energía contenida en  sí misma, como una batería inagotable que puede arrancar muchos coches, pero que cuando arrancan ya no la necesitan; su desafío es permitir que circulen por su cuenta sin controlarlos. El  5 puede entregar su energía a todos los números y hacerles independientes, alcanzar su propia libertad a través de esa misma entrega.
Para el 6 el amor es la auténtica manifestación divina, más allá de la materia (4) y de la energía (5). La expresión de este amor le permite conectarse y es la fuente de su creatividad, de su comunicación y de su éxito. Mantener esa conexión divina es tan importante para el 6, que le  parece que le obliga a ser muy responsable y muy serio. A partir de esta visión forma también su idea de perfección, que le dificulta su propia aceptación.
El  7, 8 y 9 forman el último triángulo, el del desapego y simbolizan el tránsito de la mente al silencio (7), del poder a la transformación (8) y de la celebración al desapego (9) respectivamente.
La mente del 7 le conduce por el camino de la lógica hasta que llega al precipicio. El salto que debe realizar es lo que llamamos trascendencia, el paso de la cabeza al corazón. A través de ese salto puede ver el mundo como la metáfora de que Dios está en todas partes, una realidad misteriosa que va mucho más allá de la razón. Es entonces cuando puede regresar a la mente, ya silenciosa, un volver a casa cuando ésta se ha convertido en el mundo.
Después de pasar por el Mundo (7), el 8 llega al Poder, que representa el papel del creador, la esencia de vacío, silencio y espacio que es el origen de la manifestación. La fuente del poder es la nada; esa es la respuesta a la pregunta quién soy. El 8 representa el paso del poder a la magia, para quedarse vacío, que es su meta, su próximo paso al 9. Su desafío es la manipulación, que no es un acto de poder sino de sentirse sin poder.
El 9 es el último número, que representa la esencia que celebra su realización, el volver a ser Uno, entregándose a la Totalidad. Puede vivir su vida como si estuviera en una “Fiesta de Final de Curso”. La “Fiesta” simboliza la celebración, el “Final” representa el desapego y el “Curso” simboliza la sabiduría. El 9 disfruta de la fiesta mientras se lo permite y, de golpe, se resiste terriblemente a la soledad de la despedida. Su vida no es nada aburrida, parece que va montado en una montaña rusa... ¡La vida nunca le tiene lástima a un 9!

2 comentarios:

  1. Gracias profe por compartir estos conocimientos y gracias sobre todo por las clases y tu buen humor y energía.
    Un abrazo
    Raquel

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  2. Gracias a ti RAQUEL por tu apoyo, colaboración y por escucharme. Para mi es un auténtico placer dar clase a personas como tú, interesadas en aprender y crecer en CONCIENCIA.
    Un abrazo.
    Buen fin de semana.
    OM SHANTI.

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