martes, 11 de junio de 2013

Merecer y autoestima.Gregg Braden

Merecer y autoestima – Fragmento de de “La Matriz Divina” de Gregg Braden


Casi universalmente existe un sentimiento arraigado en cada persona de todas las culturas y sociedades de nuestro mundo, que de alguna manera no somos lo suficientemente buenos.


Sentimos que no merecemos reconocimiento por lo que hemos contribuido a familias, comunidades y lugares de trabajo. Sentimos que no somos merecedores de ser honrados y respetados como seres humanos. A veces, incluso, nos sorprendemos de que seamos lo suficientemente buenos como para estar vivos.


Y aunque esta baja autoestima puede no siempre ser consciente, está ahí continuamente, y ofrece la base subyacente para la forma en que enfocamos la vida y nuestras relaciones con otras personas. Como maestros de la supervivencia emocional, a menudo nos encontramos actuando escenas de la vida real que equivalen a valores imaginarios que nos colocamos en nosotros. 


Por ejemplo, cada uno de nosotros tiene sueños, esperanzas y aspiraciones de lograr cosas grandiosas en su vida, y muy a menudo encontramos todas las razones para excusarnos por no lograrlo. Como hemos visto en capítulos previos, la emoción es un lenguaje en sí mismo, el propio lenguaje al cual responde la Matriz Divina. Cuando sentimos que no podemos alcanzar nuestros sueños más grandiosos, la Matriz simplemente nos regresa lo que le hemos dado para trabajar: retrasos, retos y obstáculos. 


Aunque podamos anhelar cosas más grandes, la duda que proviene de nuestro interior es, a fin de cuentas, de nuestros sentimientos de baja autoestima. Nos preguntamos: ¿soy lo suficientemente bueno como para tener tanta alegría en mi vida? ¿Y por qué esperaríamos que fuera distinto? En la tradición judeocristiana occidental, aquellos en quienes confiamos y quienes respetamos nos han dicho que de alguna manera somos seres “inferiores”. 


No somos tan buenos como los ángeles en el cielo ni como los santos de quienes aprendemos. La misma tradición ha convencido a mucha gente de que sólo por el hecho de estar en este mundo, debemos redimirnos de la vida misma por razones que según dicen están más allá de nuestra comprensión. 


En los más de dos mil años que lleva la historia de Jesús, nos hemos comparado con la memoria editada, condensada y predilecta de la vida de un hombre del cual jamás estaremos a su altura. Algunas veces las comparaciones son serias advertencias, sugerencias de que podemos estar condenados a una vida muy dura en el más allá si no vivimos de cierta manera. Algunas veces, son un poco más livianas, simples recordatorios de nuestra incompetencia, con preguntas sarcásticas tales como: “¿Quién crees que eres, Jesucristo?” o “¿Cómo vas a llegar hasta allá…caminando sobre el agua?” ¿Cuántas veces ha escuchado esto o algo similar, implicando que aunque intentemos llevar una buena vida, jamás seremos tan buenos o merecedores como el maestro del pasado? Aunque en raras ocasiones nos tomamos con seriedad dichos comentarios, en un nivel muy profundo nos siguen recordando que de alguna manera somos indignos de las alegrías más grandes de la vida. 


Incluso si usted tiene alta autoestima, puede ser que crea en estas sugerencias en algún grado. A fin de cuentas, en algún nivel, es probable que todos lo hagamos. Como resultado, expresamos nuestras creencias a través de las expectativas de cumplir nuestras metas, de cuanta alegría nos permitimos y del éxito de nuestras relaciones. Nuestro miedo de no ser lo suficientemente valiosos como para tener amor, aceptación, salud y longevidad, promete que cada una de nuestras relaciones refleje el miedo de ser poco valiosos. Y eso ocurre en formas que no sospecharíamos ni en un millón de años. 


Por ejemplo, ¿cuántas veces se ha conformado con relaciones que no son lo que usted verdaderamente desea, pero las excusa diciendo cosas como: “Por ahora esto es lo mejor” o “Este es un trampolín hacia algo mejor”? ¿Se ha descubierto diciendo alguna vez: “Me encantaría compartir mi vida con una pareja amorosa, compasiva, tierna y cariñosa, pero… ” o “Este no es el trabajo en donde puedo realmente expresar mis talentos y habilidades, pero…” seguido por todas las razones por las cuales no puede realizar sus sueños más grandiosos en este momento? 


Si estos o casos similares se han presentando en su vida, hay grandes posibilidades de que sean máscaras hábilmente creadas por usted para cuestionar su valía. A través de sus relaciones personales y de negocios, se recuerda a sí mismo sus creencias fundamentales sobre usted mismo, creencias que están pidiendo una gran sanación. 


Extracto de La Matriz Divina.Gregg Braden.

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